jueves, 4 de octubre de 2012

Miedo

Casi pierdo el aire para siempre
cuando volví a escuchar ese andar perverso.
El miedo se metió por mis entrañas
y me ahorco los bronquios, los pulmones, el alma.
Miedo perverso, insultante, doliente,
atroz, enfermizo, perturbador,
eterno, provocador de insomnios.
Miedo a ese ruido, a la persecución,
a la vigía constante, a la oscuridad,
a los viejos vicios, a las noches, a la soledad.
Terror, espanto, los ojos,
las manos, el hambre, el amanecer, los perros.
Único, devastador, insoportable,
provocador de llantos, de buscar lo inencontrable.
Miedo a cerrar las puertas, a volver a abrirlas,
a las ventanas, a las sombras, a las pesadillas.
Humo, miedo, asco, lágrimas, bilis,
miedo, fuego, aullidos, espectros, miedo,
esa sonrisa macabra, adrenalina, miedo,
un rostro, un carro, un rodado, miedo,
escoria, mierda, pestilencia, pobreza,
miedo, gatos, desasosiego, miedo.
Cuánta cobardía encierro en este cuerpo frágil,
en esta naturaleza débil, en estos poros.
Miedo a no dejar de sentir miedo nunca.
Miedo al miedo eterno.
Miedo por el miedo.
Miedo y nada más que sólo miedo.

No hay comentarios: